
La comparecencia de ayer en la capital comunitaria representaba un nuevo 'Día D' para España. El comisario de Economía, Olli Rehn, había señalado la fecha en el calendario para ofrecer su veredicto sobre la revisión del déficit. La decisión se podía haber tomado a principios de mes, pero se retrasó porque Bruselas no tenía la información definitiva de los ajustes en las comunidades. En este tiempo, han aparecido otros factores que han influido en el resultado. España admitió que su desfase presupuestario en 2011 fue del 8,9%, cuatro décimas más de lo previsto. En el otro lado de la balanza, la victoria de François Hollande en Francia reactivó el debate sobre la necesidad de crecimiento en el continente.
Rehn se decantó por una solución salomónica a los ojos de la UE. Apoyándose en la flexibilidad del Pacto de Estabilidad y Crecimiento, el responsable finlandés se confesó «preparado» para conceder una prórroga de un año al Ejecutivo de Rajoy con el déficit. En lugar de alcanzar la meta del 3% en 2013, podrá distribuir el esfuerzo hasta finales de 2014. La medida es exclusiva para España y se repite por segunda vez desde que estalló la crisis. El comisario de Economía descartó relajaciones similares para otros socios por las condiciones especiales de la economía española.
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